Un 10 de marzo, hace 142 años, en 1879, en la provincia de Penang, nació un Wu Lien-teh, científico de origen chino que le puso fin a la epidemia de la Peste Neumónica, con una serie de medidas que hoy por hoy, usamos para luchar contra el coronavirus.

Llamado el padre de la salud publica China, fue el encargado del estudio de una enfermedad hasta entonces desconocida, que estaba causando muertes masivas en el noroeste de China en 1910.
En solo cuatro meses, este científico implementó medidas que recuerdan mucho a las utilizadas hoy para evitar el coronavirus: cuarentena, restricciones en los desplazamientos y la fabricación de una mascarilla especial con algodón, gasa y varias capas de tela que obligó utilizar a la población.
Cuando fue encargado de averiguar cual era la razón de las muertes y promover una solución, no lo pensó dos veces y viajó el mismo día de nochebuena, llegando con sus instrumentos y una actitud que a todos asombraría.
A los 3 días de su llegada y habiendo observado el acumulo de pruebas sobre la enfermedad, realizó la primera autopsia a una mujer que había fallecido por esa enfermedad, descubriendo así que la enfermedad se trataba de la Peste Neumónica y que sus teorías indicaban que se trasmitía por el aliento y los fluidos de éste.
Lo cual sorprendió a la comunidad científica, porque se creía hasta ese entonces, que la peste solo se contagiaba por ratas y pulgas de éstas.
Wu Lien-teh, implementó hospitales solo para los infectados, ideó espacios para cuarentenas, así como limitó el desplazamiento de las personas y la población en general, así como medidas de los equipos de verificación, enfermeras y personal médico.
Propuso la cremación de los cadáveres para evitar que estos sean lanzados a los ríos, abandonados en los cementerios o diseminados por las ratas, luchando contra las costumbres y las creencias religiosas de la tradición popular.
El trabajo de éste gran médico se publicaron en una extraordinaria reunión en presencia de países del mundo, de la que quedó plasmado en el Informe de la Conferencia Internacional de la Plaga, 1911, y en la actualidad son de estudio obligatorio en Epidemiología para cualquier carrera de Salud.