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Sucralosa; edulcorante artificial sin calorías

Al momento de preparar una dieta, siempre buscamos un sustituto del azúcar y nos topamos con muchas formulas que al final en menor o mayor grado, nos engordan.


Pero éste no sería el caso de la Sucralosa, ya que es un edulcorante que se excreta completamente de nuestro cuerpo, casi un 85% en las heces y 15% a través de la orina.


La Sucralosa se descubrió en 1976 por accidente, por investigadores del Queen Elizabeth College y se utiliza en la industria alimentaria desde que se permitió oficialmente en 1991.

Este edulcorante tiene la peculiaridad de ser 600 veces más dulce que la sacarosa (azúcar), sin embargo no contiene calorías. Por lo cual es bastante recomendado hoy en día para sustituir el azúcar en nuestra dieta y darnos un gusto de algún panqueque dulce sin aportes de calorías o de una bebida caliente con esa sensación dulzona que muchas disfrutamos en los días fríos.


Los productos endulzados con sucralosa son aptos para diabéticos y no influye en la glucemia (concentración de glucosa en sangre) ni altera los niveles de insulina.


Incluso, la amilasa salival no puede descomponer la sucralosa, ni las bacterias bucales, no pueden descomponerla, por lo cual no daña el esmalte ni produce caries.


Hasta el 2010, se mencionaban muchos beneficios de éste edulcorante, sin embargo a medida que pasa el tiempo, se han ido mencionando uno que otro efecto secundario asociado a su uso, por ejemplo; no es recomendable para horneados, porque se podría descomponer a altas temperaturas y asociarse a moléculas grasas con riesgo en nuestra salud. Dicen que altera la microbiota intestinal.


Sin embargo he de mencionar que ninguno de estos llamados efectos secundarios está comprobado al 100%.


Lo que si puedo concluir, es que todo en exceso hace daño. Evitemos depender de la sucralosa, si vamos a hacer uso de ello, es optimo que lo hagamos de forma medida y no sucumbir a meterle sucralosa a todo.





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